La humedad del ambiente es un factor de vital importancia para el cultivo de las plantas de interior. En la mayoría de los apartamentos, el aire es demasiado seco, sobre todo en hogares con calefacción. La mayoría de las plantas crecen mejor cuando la humedad es superior al 50%. Sí existen ciertas plantas que toleran tasas más bajas. Son plantas de regiones áridas, como los cactus, por ejemplo. Éstos soportan tasas de humedad por debajo del 25%.
Por consiguiente, deberemos tratar de evitar esta sequía y humidificar el ambiente. Una buena forma de conseguirlo es poniendo la planta sobre un lecho de grava con agua. Hay que prestar mucha atención a que las raíces no se sumerjan en el agua, pues se pudrirán. La acción de esta agua en la grava es que el agua, al ir evaporándose, irá refrescando y humidificando la planta.
Otra buena forma de conseguirlo es la pulverización. Consiste en mojar a la planta con una ligera llovizna de agua que moja superficialmente a la planta, pero sin llegar al compuesto. Esta pulverización se hace mediante un vaporizador. La pulverización también es beneficiosa porque al humedecer bien las plantas, les permite librarse de los insectos perjudiciales para ellas (la mayoría de los insectos que atacan a las plantas de interior, no soportan bien la humedad).
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