Riegos
El agua es el principal alimento de un bonsái, por lo que la calidad de la misma debe ser excepcional si queremos que nuestro árbol esté saludable y bello. Hay que tener cuidado con la cantidad. Si lo riegas poco morirá y que si lo haces en exceso también. Sí, como puedes ver, el tema del riego de los bonsáis es delicado. Demasiada agua los pudre y poca los reseca. Lo mejor para no equivocarse no es pensar en una cantidad teórica y fija, sino observar bien a la planta. Porque cada árbol es diferente. No todos están colocados en el mismo lugar… reciben la misma luz… tienen la misma salud y necesidades… El equilibrio es delicado.
El substrato debe ser suficientemente drenante. Evita por tanto el mantillo, ya que se seca rápidamente o, si es impermeable, conserva demasiada humedad. El substrato más adaptado es una mezcla de akadama, piedra pómez, puzolana y arena gruesa. Y cuidado con los mantillos "especial bonsái". Aunque parezca increíble, no son demasiado apropiados para el cuidado del bonsái.
El riego se hace diariamente siguiendo la técnica de la "humidificación". O sea, regando la planta con una lluvia fina por la parte superior de la planta. El agua debe chorrear sobre las hojas para lavarla y así eliminar los elementos perjudiciales (ácaros). Si riegas con agua de grifo, déjala reposar algunas horas antes de regar para eliminar en la medida de lo posible el cloro y la cal que este tipo de agua tiene.
Fertilización
El bonsái se alimenta por sus raíces y por sus hojas. A través de las hojas capta la luz necesaria para la fotosíntesis, el agua y el gas carbónico de la atmósfera. A través de sus raíces, el árbol bebe y absorbe los minerales y oligoelementos necesarios. De no encuentrarlos o no ser suficientes, crecerá muy lentamente. De obtener una cantidad y calidad suficiente, crecerá más rápidamente y estará más saludable. El fin de la fertilización es recrear una flora microbiana activa, generada ésta por la asociación del oxígeno, las aportaciones de abonos orgánicos sucesivos y la descomposición de los elementos orgánicos. Como podemos apreciar, la fertilización es un elemento importantísimo en los cuidados de un bonsái.
Debemos fertilizar durante la temporada vegetativa. O sea, desde la primavera hasta el otoño. Debemos hacer una pausa de estiércol líquido durante los fuertes calores de los meses julio y agosto. En otoño, los árboles hacen provisiones para el invierno, por lo que podemos engordarlos hasta finales de noviembre. Son estos depósitos los que ayudarán al espesamiento del tronco y las ramas, y un mejor agarre y crecimiento en la siguiente primavera.
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