El Bonsái olivo es un árbol de tamaño medio, capaz de alcanzar los 90 cm de altura. En invierno asume una coloración verde. Se trata de una planta siempre verde, que mantiene sus hojas durante todo el año. El bonsái olivo tiene un desarrollo en arbusto. El punto débil del olivo en bonsái es su baja tolerancia al frío. El problema reside en que éste produce raíces muy finas que no son capaces de soportar una helada prolongada. Las hojas pueden aguantar temperaturas de entre los 6 y los 8°C. Por ello, en las regiones más frías es aconsejable acolchar el suelo. Debemos colocar el Olivo en un lugar luminoso, donde le llegue la luz directa.
Cuidados del bonsái olivo
Es un bonsái capaz de tolerar el tiempo caluroso y seco, al igual que vientos calientes o fríos. Presenta un crecimiento lento, aunque vigorosamente. Durante los meses de verano debemos nutrir nuestro bonsái añadiendo estiércol específico, cada 20 o 25 días. En este período del año el estiércol debe ser rico en nitrógeno y potasio, para favorecer el desarrollo de la florescencia y de la nueva vegetación.
Controla frecuentemente el mantillo del bonsái, para evitar que se quede demasiado seco durante períodos prolongados de tiempo. Riega periódicamente, pero no frecuentemente, cada 10 u 11 días, con 2 o 3 vasos de agua (recuerda que estas medidas son orientativas), dejando que el terreno permanezca seco al menos dos días antes de repetir el riego. Durante el riego es aconsejable evitar los excesos, aunque si es necesario mojar bien el terreno.
Los trasplantes realízalos en primavera, retirando 1/3 de las raíces y eliminando las viejas hojas. Puedes trasplantar cada dos o tres años. Fertiliza con abono orgánico de descomposición lenta. Otro aspecto importante consiste en añadir oligoelementos, al menos una vez al año. Podemos utilizar un estiércol completo, con oligoelementos, o los oligoelementos mismos en forma de difusión lenta.
|