El Ficus Retusa es uno de los árboles más corrientes en bonsái. El Ficus presenta hojas alternas de aspecto ceroso. Lo distinguimos del Ficus Benjamina gracias a sus hojas más espesas. Su corteza es marrón oscuro grisácea y estriada o moteada de bandas blancas. La tala de este Ficus provoca el derrame de látex blanco. Atención con esto, pues es ligeramente tóxico irritando las mucosas. Una vaporización de agua limpia sobre las heridas del corte, favorecerá a la coagulación del látex.
El origen del Ficus Retusa es tropical, por lo que aparte de esas zonas, puede vivir en lugares de clima privilegiado, protegido de heladas y de vientos desecantes. Es un árbol de cuidados fáciles, de crecimiento rápido y que necesita luz. Además, es un bonsái que no soporta demasiado bien los desplazamientos. Este es un mal que afecta a muchos Ficus. De hecho, no es raro ver a un Ficus enfermar gravemente después de un desplazamiento. Debemos evitar las corrientes de aire y prefiere los ambientes húmedos. Su temperatura ideal oscila entre los 15 y los 35 grados centígrados, aunque es capaz de soportar temperaturas desde los 0 hasta los 45.
Cuidados del Ficus Retusa
Entre cada riego debemos dejar secarse el manto. Más vale regar no regar bastante, que regar demasiado. Un exceso de agua puede matarlo, mientras que un defecto es más subsanable. Vaporiza el follaje y el tronco cada día, preferentemente por la mañana y por la tarde. Podemos trasplantar un Ficus cuando sea, siempre y cuando el árbol esté sano. No obstante, lo ideal es hacerlo en primavera, con el fin de que goce de las mejores condiciones de iluminación y de temperatura. Como el Ficus es bastante exigente en cuanto a temperatura y luminosidad, espera a finales de la primavera para asegurarte una mayor fuerza de agarre de las raíces.
Para el substrato, 100 % de akadama o de grava seran ideales para favorecer el desarrollo de las raicillas del Ficus, que son muy sensibles a un exceso de humedad. No hay que olvidar que la elección del substrato depende también de la etapa de cultivo y de la región en la que el árbol se encuentra. Para los principiantes, un substrato compuesto al 100 % de akadama será perfecto. Conforme aprendamos más, podremos variar.
Dado su origen tropical, el Ficus crece durante todo el año, con una disminución de la velocidad en invierno por falta de luminosidad. La fertilización debe pues ser contínua, aunque con un cierto espaciamiento de los aportes entre diciembre y marzo. Si utilizas un substrato 100 % mineral, poténcialo con bolitas de abono orgánico, porque el ficus aprecia los suelos ricos. Evita los estiércoles demasiado nitrogenados al principio de la primavera, ya que provocarán entrenudos largos y un aumento de las hojas.
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